En esta charla de Zack Denfeld y Cathrine Kramer, parte del centro de
Gastronomía Genómica y los autores del vídeo de cocina “Glowing sushi” se
repasa la influencia que ha tenido el hombre en la selección de nuevas especies
de comida.
Empieza la charla por la descripción de las zanahorias, de
las que originalmente había muchas especies, de diferentes colores (blancas,
amarillas, naranjas, moradas) y sabores (más o menos amargas y dulces), hasta
que un cultivo selectivo consiguió la raza que se utiliza mayormente en la
actualidad, la zanahoria naranja que es más dulce que la morada. Hay además
motivos políticos para que sean naranjas: en el momento en el que se comenzaron
a cultivar, reinaba en Holanda la casa de Orange, por lo que de repente las
zanahorias naranjas además comenzaron a ser políticamente correctas.
A continuación la humilde patata sirve para recordarnos la
escasa diversidad de especies de las que nos alimentamos: 4 cosechas suponen el
50% de nuestros alimentos, y 30 cosechas consisten en prácticamente todo
nuestro alimento, el 95%, de las que la patata es la mayor a nivel mundial.
Si confrontamos esto con el hecho de que además cada cosecha
tiene tendencia a basarse en una variedad concreta mayoritariamente, nos supone
el mismo riesgo que tener Windows como sistema operativo mayoritario: los
virus. Un virus específico de la variedad dominante puede suponer que en unos
pocos años haya una crisis alimentaria como la que hubo en Irlanda en 1845.
Afortunadamente por ahora hay muchas variedades de
patatas, incluyendo las patatas moradas… incluso en Carrefour, fritas y al
doble de precio de las normales.
A continuación pasamos a repasar otra moderna tecnología: la
radiación nuclear. ¿Radiación y comida? Eso inmediatamente nos pone en alarma.
Pues resulta que hay un montón de investigaciones sobre conseguir variedades
alimentarias radiando plantas existentes. Nos muestran fotos de “jardines
atómicos” donde se irradian plantas para conseguir variedades nuevas de interés
comercial.
Todo esto da paso a la historia del pomelo: en una tienda de
Estados Unidos, compraron tres pomelos, y resultó que dos de las tres
variedades han sido obtenidas por irradiación, y que se puede consultar en la
base de datos conjunta de la FAO y la IAEA de mutantes obtenidos por
irradiación. Otras curiosidades que he podido consultar son la cantidad de
tulipanes mutantes que se cultivan en Holanda (buscar tulip) y una variedad de Naranja de Valencia que se
cultiva en Argentina, que también es un
mutante atómico.
Pero como alguien me contó una vez, en los años sesenta los mutantes
eran atómicos (Spiderman, Hulk, etc.), pero ahora los mutantes son producidos
por ingeniería genética. Y esa fue la siguiente fase de la charla: los alimentos
mutantes genéticos, como el tomate pez.
La verdad es que no conocía el mito del tomate pez, pero parece que
ha existido: es un tomate modificado por ingeniería genética para ser más
resistente al frío con un gen procedente de una platija. Esto sirve para
como introducción al pepinillo transgénico (modificado para que sea más dulce,
por lo que puede producir pepinillos agridulces) y una de las iniciativas de su
centro, las comidas
mutagénicas, recetas especialmente formuladas para alimentos transgénicos.
Otro alimento transgénico muy polémico fue la berenjena Brinjal, genéticamente modificada
por Monsanto, cuya introducción en la India fue muy polémica, aunque ellos argumentan que el
problema no era tanto que estuviese modificada genéticamente sino controlada
por Monsanto.
Pero lo más curioso es el glofish. Es un pez al que se le han
introducido genes que lo hacen brillar en la oscuridad. ¿Y qué pasa si lo
cocinas? En general, la proteína fosforescente se estropea al cocinar, por lo
que si queremos una comida fosforescente, es necesario comerla cruda. Y ya
sabemos, ¿pescado crudo? ¡Sushi! Y de ahí otra de las iniciativas de esta
pareja, la creación de sushi fosforescente basado en Glofish… para los que quieran
una comida fosforescente. Es muy práctico para las cenas a ciegas.
La presentación tiene muchos más detalles, pero el último es
una reivindicación: el merengue es habitualmente un 95% de aire, por lo que
refleja la composición del aire donde fue creado. Así que ellos fueron y
crearon diferentes merengues
en zonas muy contaminadas de la India. ¿El resultado? En la sesión de preguntas
y respuestas confesaron que todos sabían muy parecidos, ya que el azúcar mata
el resto de los sabores… pero en realidad el que se hizo cerca del tubo de
escape de un camión tenía partículas carbónicas… visibles al microscopio.
Hola! En primer lugar queria felicitarlos por esta maravillosa entrada. Muy interesante y super completa. Y yo que desconocia todo esto que esta sucediendo y pido delivery de sushi sin saber que es verdaderamente lo que mee stan dando... Que miedoo
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