En el congreso del CCC, este año los tickets de entrada no han sido tan fáciles de obtener como el año pasado. Sin embargo, los tickets son igual que los años pasados: sencillos.
En concreto, son unas pulseras que se sellan de modo que una vez cerradas sobre la muñeca de alguien no puedan intercambiarse más que cortándolas: un método anónimo, pero desafortunadamente tiene algún problema de fiabilidad: es posible quitárselas sin que se note demasiado, y después pasársela a otro. He aquí las pruebas...
Eso sí, no parece que haya afectado a la concurrencia de gente: las salas seguían estando igual de llenas que los últimos dos años, con mucha gente en pie, dificultades para sentarse y masificación en general. Y eso que además hay muchas personas que atienden remotamente. Quizá sea el momento de repensárselo para el año que viene...
sábado, 1 de enero de 2011
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